miércoles, 21 de abril de 2010

Bandeja llena


Cada día, 57 millones de personas se acercan al buzón y dejan caer sus 57 millones de cartas, esperando que lleguen al destino indicado con la mayor brevedad posible. Cada día, 1470 millones de internautas clickan sobre el botón de enviar de su correo electrónico y 1470 e-mails recorren la red de manera rápida y segura. Cuando lo que queremos es hacer llegar nuestro mensaje publicitario al segmento de nuestros clientes que se ha familiarizado con el uso de internet, el e-mail marketing es una buena opción. Y no lo es únicamente porque alcance directamente a clientes potenciales y actuales, ni porque lo haga de manera rápida, sino porque es un sistema sencillo y flexible que no genera grandes costes y del que se puede obtener una rentabilidad relativamente elevada.

Maquetar e-mails diferentes, que refieran al servicio o bien que se publicita pero que despierten en sus destinatarios el interés necesario para adentrarse en la información no es una tarea excesivamente complicada. Cualquiera que consiga aunar conocimientos sobre publicidad y diseño puede generar su propio e-mail para emplear el e-mail marketing como una herramienta más dentro de su mix.

Para evitar el riesgo del bloqueo de cuentas a causa del envío masivo de e-mails, se han desarrollado softwares que realizan esta tarea con garantías a un precio más que razonable y que pueden contratarse directamente en internet.

Sin embargo, la sombra del spam planea sobre la efectividad real. ¿Hasta qué punto ha desgastado el spam a los usuarios, evitando que el e-mail marketing tenga una penetración real entre los internautas? ¿Son estos capaces de distinguir los dos conceptos sin problemas? En la actualidad, recibimos tantos correos basura que se ha creado en la sociedad una tendencia a la eliminación de aquellos que no provengan de nuestros contactos, hecho que ha favorecido, por otra parte, la expansión de la publicidad en las redes sociales. Conseguir una buena campaña de e-mail marketing efectiva y que cumpla sus objetivos no es fácil, pero la inversión que se requiere para su puesta en marcha no es tan elevada como para trastocar un presupuesto aun si no fuera del todo eficaz.

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