viernes, 26 de febrero de 2010

3.0, 2.0, 1.0, ¡Web!


El lector que atraviese lapuertademonica formará parte, ya, de una web 2.0. Lo que hubo antes y lo que vendrá, una evolución desde el estatismo y el poder del informático hacia la inteligencia artificial.

La web 1.0 se entiende como el prototipo de página que empezó a generarse cuando Internet inició su expansión y que todavía persiste para ciertos usos. Su creación requería de conocimientos informáticos avanzados y, por lo tanto, la producción de estas propias páginas y de sus contenidos quedaba en los teclados de un reducido colectivo de individuos con nociones sobre programación y HTML. Esta forma de página se caracteriza por su estatismo y por la ausencia o escasez de elementos interactivos para sus visitantes, que tan solo se materializan en formularios o boletines. Así, un pequeño grupo daba lugar a espacios que visitaban muchos internautas; pocos eran los que realizaban webs y muchos los que únicamente podían limitarse a pasar por ellas. En cuanto al concepto de actualización, difería bastante de la periodicidad que hoy en día entendemos como aceptable.

La llegada de la web 2.0 supuso una explosión en cuanto a “democratización” de la red, sus soportes y los contenidos de estos. Con su aparición, cualquiera, sin ningún tipo de profesionalización al respecto, puede abrir su propia web y rellenarla con la información que desee: verdadera o no, adecuada o no, interesante para el gran público o no. Ahora ya no hablamos de visitantes sino de usuarios porque su actividad no acaba en la visita a la página web, sino que pueden modificarla. La web 2.0 es todo lo contrario a lo inmutable y su valor añadido reside precisamente en ese aspecto, en su interactividad, en la actualización constante por un usuario que hace lo que quiere y como quiere, dentro de los márgenes que plantee la herramienta que emplee para publicar. Ahora, cada usuario fabrica contenidos para un grupo menor, ya que hay otros muchos en su situación que acaparan parte de las visitas. Mucho se ha discutido sobre los beneficios de la web 2.0 en la colectivización de la información, sin embargo su propia apertura requiere de filtros en la selección y aceptación de lo que leemos en la pantalla.

El concepto de web 3.0 no está todavía muy definido, existen debates abiertos al respecto que no acaban perfilando una imagen clara de cómo podría esto llegar a materializarse. Sin embargo, todas las ideas parecen converger en la imagen de una web inteligente, una web semántica que va un paso más allá e introduce la inteligencia artificial. ¿Cuándo la conoceremos? Algunos afirman que la web 2.0 estaba llamada a haber dado este paso, así que no parece un futuro muy remoto el que va a llevarnos a esta nueva concepción de la web.

viernes, 19 de febrero de 2010

SEO, SEM y SMM, o la capacidad de permanecer


Más del noventa por ciento de las búsquedas en Internet se realizan a través de Google, el motor más popular entre los internautas. El resto se reserva para otros más periféricos pero nada desdeñables como Yahoo o Bing. Entonces, si los usuarios emplean este tipo de sistemas para dar con la información requerida en la red, la aparición en sus espacios toma bastante importancia. Pero, ¿cómo introducirse en el catálogo de estos buscadores? ¿Cómo permanecer en ellos? SEO, SEM y SMM son las siglas de tres métodos empleados para alcanzar este fin.

Cada uno de ellos tienes sus pros y sus contras, y su elección deberá valorarse atendiendo a la organización o el producto que se quiera posicionar en los distintos buscadores y sus características. El Search Engine Optimization o SEO recoge una serie de técnicas, como la repetición de palabras clave o el uso de palabras poco habituales o desconocidas que, bien empleadas, permitirán al usuario colocar su página web entre los primeros resultados de los buscadores. No requiere de una excesiva inversión ya que una vez planteado el sistema solo será necesario hacer un mantenimiento, sin embargo, si este mantenimiento no es exhaustivo o si otra página web consigue colarse optimizando el sistema, la página podría caer de su posición. El Search Engine Marketing o SEM, por su parte, consiste en pagar a los buscadores para que presenten la página web del usuario en sus espacios reservados a la publicidad, en los enlaces patrocinados. Como ventajas, observamos que el propietario únicamente paga por cada clic que el buscador haya conseguido para su enlace y, además, el importe a pagar es completamente libre y se puede elegir de alguna manera el área de acción. En cuanto a sus desventajas, también es cierto que el hecho de que se trate de un enlace patrocinado, en ocasiones, genera desconfianza y, a demás, algunos buscadores promocionan más las webs que les resultan más rentables. En cuanto al Social Media Marketing o SMM, es aquel que afecta a las redes sociales y otros ámbitos de participación popular en Internet, y funciona basado en la idea de que aceptamos mejor la publicidad que no parece tal cosa y que llega de manos de nuestros conocidos o contactos. El auge de este tipo de espacios la convierte en un sistema interesante.

Para conseguir unos buenos resultados hay que ceñirse, sobre todo, al as características de la web que se quiera posicionar. Es importante, también, conocer los entresijos de los buscadores para evitar infringir sus reglas y una posible expulsión. Una combinación de SEO, SEM y SMM, cada una en distinta medida y en un tiempo diferente, sería, seguramente, una buena manera de llegar a los buscadores y permanecer.

Mano a mano en CMS

Desde la apertura de este blog, su plantilla habrá sido modificada alrededor de unas veinte veces. En cuanto al contenido, nada más allá de la intención de que permanezca, cuanto menos, algunos meses visible y en la disposición actual. Se espera de él, además, que ofrezca una gestión sencilla que permita redactar y subir rápidamente cada una de las entradas y modificar sus aplicaciones sin necesidad de adquirir conocimientos adicionales. Son las consecuencias del CMS, un sistema que realiza una partición entre forma y contenido y permite tratarlos por separado sin que los cambios en alguna de las partes tenga efectos sobre la otra. Escribir una bitácora mano a mano con otros administradores, participar en un foro, aportar conocimientos a una wiki o realizar una galería de imágenes. Son solo ejemplos de aplicación del sistema CMS, nacido para dar respuesta a la popularización de la participación en Internet y a la web 2.0.

El punto fuerte de este software se encuentra en la facilidad que permite a cualquier tipo de usuario llegar a dominar la utilización de determinados gestores de contenido, pero también en la capacidad que le otorga de elegir su aspecto y cambiarlo completamente siempre que quiera. El CMS ofrece las piezas para crear y luego abre las puertas a la modificación. Ahora que no son necesarias las habilidades técnicas, este sistema hace de Internet un espacio relativamente más plural en el que la barrera de los conocimientos empieza a caer. No hace falta ser programador para poder abrir una web que permita al usuario hacerse visible en la red, cualquiera puede hacerlo desde el sofá de su casa o desde el aula de la universidad.